Estoy profundamente cansada. Una voz me dice que no me queje, pero me sale del alma decir que estoy muy cansada. Es que es la verdad… Que esté cansada no significa que no esté agradecida o que sea infeliz… No, simplemente signfica eso: que estoy cansada, que mis fuerzas son pocas, que necesito…

La verdad no sé qué necesito para sacarme este cansancio. He tenido días de vacaciones a lo largo de los últimos meses, pero necesitaría el triple… Ya, siempre y cuando supiera descansar en mis días libres. Me cuesta desconectar.

Es que mi cansancio no solo es del trabajo. El año ha sido duro en la editorial: nuevos proyectos bastante arriesgados que han necesitado que yo haga muchas funciones a la vez… Eso ha sido un factor, obvio, como lo es para todo el mundo…

Ya, pero también estoy cansada de toda la guerra personal que he tenido que librar estos años y, en especial, 2022. ¿Orgullosa? Orgullosísima. Jamás habría imaginado que iba a llegar a aprender tanto sobre mí y cambiar tanto para bien… pero estoy muy cansada.

Me pesan los ojos y me cuesta dormir. No, ni me mencionéis pastillas. No sé por qué en las últimas semanas se multiplican sueños rarísimos… No son exactamente pesadillas, pero me dejan sin descansar bien. Son escenas sin pies ni cabeza, confusas, pero nítidas a la vez… Las recuerdo al despertarme, pero luego se me olvidan. Solo queda de ellas una sensación vaga como de que he corrido una maratón o “vivido” algo intenso en las últimas noches. Imágenes, ninguna.

Es que todo ha sido muy duro. No sé cómo he sobrevivido.

Me siento una guerrera cansada. Eso me acorta la mecha muchísimo. Es que el camino que he vivido me ha transformado mucho más allá de tetas o mi libido. Me ha enseñado mucho a confiar en mi instinto cuando se trata de personas… tanto para aceptar el cariño y no salir corriendo asustada por traumas pasados, como también para protegerme de lobos disfrazados de cordero…

Lamentablemente, ha habido demasiados lobos disfrazados de cordero este año. Y he tenido que ser absolutamente cruel y fría para sacarlos de mi vida. Eso, cielo, cansa mucho… Sí, disparas al punto más débil y “matas” al lobo… pero te quedas entonces con todo el proceso de duelo…

Y cansan algunas incomprensiones… pero, ahí… no sé, me sale mucho comerme el impacto porque sé que no hay mala intención y ya. Yo qué sé… Algún comentario de alguna amiga que pudiera ser un poco… desinformado creo que es la palabra mejor… Ahí no me sale ponerme en plan policía, porque no me parece. Estoy pensando, por ejemplo, en ciertas cositas de cuando conté que, en realidad, de hetero nada y que soy una lesbiana irredenta. Nada grave… simplemente ciertos tópicos sobre nosotras que son tan comunes que yo, al menos, no pierdo mucho tiempo en ponerme a rebatir cuestiones estructurales de la sociedad por chat con una amiga cuando lo que quiero es, simplemente, compartir y disfrutar del cariño mutuo. Quizás en una llamada o cuando nos veamos, si sale el tema, mejor ahí, que es menos violento… Sin embargo, en el intertanto, cansa. ¿Quizás hago mal? No sé, pero ahora mismo lo siento así.

Me he cansado mucho peleando contra mis miedos, aunque haya ganado muchas batallas. Hay un par –el baile… la vida amorosa… temas de documentos…– que es que con esas sé que ahora no tengo las energías para enfrentarme a eso… me limito a conseguir recursos, de momento. Ahí ir a terapia está siendo fundamental. Pero plantar batalla, ¿ahora?, no, tía. Ahora es que no me puedo ni poner el casco.

Toca seguir dándome cariño, especialmente cuando el cansancio parece más fuerte. Cariño y libertad… Estar cansada hace más difícil sonreír y mimarte, pero una se puede dar un pequeño empujoncito a una misma… Eso no quita ese anhelo muy hondo de querer parar el tiempo y perderme en un oasis de tranquilidad total donde reponerme por completo como por arte de magia… pero en una sonrisa hay mucha magia. ✨

Ojalá pronto ser una reina descansada.