Ando un poco rabiosa, mal y nerviosa estos días: sin verme, con dificultad para estar a gusto en mí misma. No sé, me ha tocado así estos días. Puede que el cambio al horario de invierno no ayude en una ciudad como Pamplona y me haya afectado… pero también sé que se suman otras cosas… y que hoy no voy a contar, porque hoy esto va de otra cosa.

Hoy quiero contarme (y contaros) cosas que creo bonitas de mi cuerpo… porque quiero volver a encender un poco la llama conmigo misma y reconciliarme. La llama no solo se tiene con otros… primero hay que tenerla con una, ¿no?

Me decía alguien estos días… Háblate como tú le hablarías a tu mejor amiga. ¿A que a una amiga siempre intentamos realzarle lo positivo, lo bueno que tiene y animarla incluso si está pasando un momento objetivamente malo? Pues eso… Si somos capaces de animar y dar esperanza a otros, ¿por qué nos costará tanto a nosotras mismas?

Mirando un poco fotos que me he estado haciendo este tiempo… Wow. Jamás, pero jamás habría pensado verme así de… bonita. No sé si sexy, atractiva o “buenorra”, pero bonita me veo. Que sí, que siempre hay cosas que una quiere cambiar… algunas se puede con cierta facilidad,1 otras son más difíciles y otras no se pueden cambiar y hay que aceptarlo… Pero son detalles. Yo me veo bonita, aun con esos detallitos que cambiaré a medida que pueda.

Me gusta mucho la expresión de mi rostro. Vale, la complemento con el maquillaje porque me da por ahí, pero incluso cuando estoy desarreglada: me veo que transmito lo que siento, que mi alma está conectada a mis ojos, a mis cejas y a mis labios. Seguramente mis cejas y mis ojos sean lo que más me gustan de mi rostro: los veo potentes, con fuego… me veo poderosa en mi mirada.

Ni nariz es tan Vigo que no la cambiaría por nada, aunque sea grande, que lo es. Nariz celta de tipo botón, qué le vamos a hacer. Toda la familia de mi padre la tiene idéntica y, de hecho, me hace parecerme muchísimo a la hermana de él, mi tía…

Siempre me han dicho que tengo unas clavículas hermosas. Tiene una historia… Me las rompí cayéndome de la cama a los 6 años. Esto fue en Chile y aparte de que aguanté el dolor de la fractura como una semana hasta que ya no podía ni escribir en el jardín de infantes, me enyesaron de cualquier manera, de modo que soldaron… raro… ¡pero quedaron bonitas! ¿Un poco como cuando a las niñas japonesas les rompían los pies para que los tuvieran pequeños?2 Un poco así, pero por accidente y porque yo no quería ir al médico.

Bajando, mi busto. Me encanta y, de hecho, me gusta que mis pechos sean pequeños… bueno, “pequeños” no sé según qué escala, para mí son perfectos, me parecen elegantes, hechos para mí y me encantan las sensaciones que me dan. Me hacen sentir segura, la verdad, y para mí significan mucho.

Algo que siempre le ha llamado la atención de mi cuerpo a la gente que me conoce son mis muñecas y manos. Ágiles para bailar, finas y esculturales, con muchísimo tacto… El tacto es mi sentido, de hecho. Es con el tacto que me noto si estoy nerviosa, feliz, cansada… Con el paso de los años he ido conociendo mis puntos de presión y mis manos son las que me hacen el día más llevadero cuando me siento atrapada.

Hasta hace poco no me había dado cuenta de que tenía tantas caderas y tanto culo 🤣 Es que hasta hace poco no tenía espejo de cuerpo entero. Me lo habían dicho alguna vez, pero yo no me lo creía para nada. Oye, que no estoy mal, para nada mal… ¡tanto caminar da sus frutos, supongo!3 Las caderas, las piernas y los pies son las que me ayudan a bailar. Las siento rápidas, ágiles. Vale, mis muslos son un poco muslo de pollo y mis pantorrillas son preciosas pero cortas,4 así que no puedo subirme a una pasarela de Victoria’s Secret, peeero who gives.

De mi zona íntima no voy a hablar. Es íntima 🤐 He hablado alguna vez, pero hoy, hoy no tengo ganas. Me la dejo para mí, que ella y yo nos entendemos muy bien y nos queremos mucho. 🤭

Lo más importante, sin embargo, no son las partes. Es el todo del que forman parte.

Y el todo… Quizás lo más bonito que me pueda decir es que mi cuerpo hoy lo siento mío, poco a poco me voy sintiendo más libre en él –aunque debo seguir aprendiendo a ser libre con él– y me voy permitiendo cada vez más cosas… me va costando, pero me iré acostumbrando. Me siento bien con este cuerpito que tanto me costó aceptar, que voy aprendiendo a cuidar… y me siento orgullosa de que hoy me pueda dar un abrazo, sentirme sin culpa y con mucho amor y…

Sí, también sacarme unas fotos en ropa interior, eso sí… chic… Siempre chic! 💁🏻‍♀️


  1. Láser, ven a mí. ↩︎

  2. No sé si siguen haciendo esa barbaridad. ↩︎

  3. Y también ampollas en los pies 😅 ↩︎

  4. Clásico de mediofondista… 🏃🏻‍♀️ ↩︎