Hace un tiempo relaté por encima mi experiencia en dos apps de citas. En aquel post dije algo así1 como que me costaba hacer match porque yo era la que rechazaba casi todos los perfiles. Y dejé la historia ahí, porque luego pasaron cosas 😨 y, de hecho, cerré los perfiles por completo.

Bueno, pero sí que en el intermedio de que pasaran cosas y aquel post hubo algún match.

A ver, evidentemente, hay que tener en cuenta las cosas que pasaron. Yo estaba intentando ser heterosexual por pura vergüenza de ser lesbiana y trans y, obviamente, el subconsciente era el que me bloqueaba el querer darle like a los chicos… Vamos, que no me gustaba ninguno… ¿Por qué será, Ariadna? 🤔 En fin, el autoengaño puede ser algo estupendamente eficiente… para nuestro perjuicio.

Aun así, alguna vez le daba un like a alguien… y mi criterio solía tener más que ver con la biografía que contaba que con su atractivo físico –lesbian detected– y, la mayoría de las veces, resulta que era un match. Vaya, parece que les gustaba a muchos chicos yo… Y obviamente venía el momento de comunicarse.

Por cierto, chicos… ¿Qué manera de escribir más torpe tenéis, no? ¿En serio os funciona con las chicas hetero? Chicas hetero, ¿necesitáis terapia? Citando “Am I a Lesbian?” Masterdoc:2 No entender para nada la dinámica heterosexual entre un chico y una chica y ver como un total misterio del universo cómo os puede gustar eso es un indicio bastante fuerte de un caso de lesbianismo no reconocido o, en mi caso, deliberadamente suprimido.

Es que la sexualidad va bien poco sobre qué hacemos en la cama… Es más amplia y, por tanto, la orientación incluye mucho más que la cama también… Pero me desvío.

Bueno, no me desvío mucho, en realidad. Los chicos con los que llegué a… ni voy a decir hablar… diré entablar primer contacto –un poco a lo Star Trek: "to explore strange new worlds, to seek out new life and new civilizations…"– solían ser tener estudios superiores, trabajos, ehm… Recuerdo algún abogado, un investigador científico, un ingeniero… chicos así.

Salvo uno que se asustó porque soy trans, todos amables, pero… Boys will be boys y, obviamente, querían ir a su ritmo, querían quedar para echar un café y yo, con mi instinto diplomático, jugaba a la disolución de contacto. Se llama así a una comunicación cuyo solo objetivo es disuadir de continuar la conversación pero de una forma tal que no sea brusca ni agresiva ni haciendo ghosting. Es una técnica muy elegante, muy de diplomacia de alto nivel. No es solo “dar largas”: necesita cierto conocimiento lingüístico para que todo parezca que “fluye naturalmente” hacia un no entendimiento cordial.

Ahora que con ese párrafo de arriba he salido del armario como una sociópata… No, a ver, soy muy consciente de que la que estaba fuera de lugar era yo, no ellos. Sin más. Lo que me duele un poco es haberles hecho perder el tiempo.

Pero claro, el otro día me vino a la cabeza la pregunta de si lo intento en una de esas apps para mujeres lesbianas y bisexuales.

Vale, está el temor básico de cualquier chica trans de “cómo me van a tratar”, que ni voy a comentar porque es un tema que, al final, se resuelve con intentarlo y literalmente ver cómo te trata cada persona… No tiene nada de especial respecto del resto de la vida que llevamos. Punto.

Las personas que no nos encuadramos en la sexualidad normativa –y esto va mucho más allá de las personas LGTB, pensad también en personas con discapacidad física– hemos sido nosotras quienes hemos inventado medios alternativos al ligue normal. Pensad que la libertad de elección de pareja es algo muy moderno, que tendrá un siglo justos, y que en algunos estratos sociales los matrimonios de conveniencia siguen existiendo…3 Si nuestra existencia era poco menos que ilegal e inmoral y éramos el diablo, merecedores del total ostracismo social, ¿cómo nos la íbamos a arreglar? Pues en la clandestinidad, en circuitos propios, underground…

El mundo cambió, para bien, pero resulta que Grindr –originalmente exclusiva para hombres gays– nació antes que Tinder (2009 vs. 2012) y que, en el fondo, Tinder le copió a Grindr la mecánica… y casi que el nombre. ¿Por qué los chicos gays innovaron antes que el mundo heterosexual? Pues simple: porque, por mucha aceptación social que haya, un chico gay no tiene tanta libertad como para echarle los trastos a otro chico salvo que sepa muy bien que ese chico es gay o bisexual.

Apuesto que habéis visto qué pasa cuando entre dos hombres amigos uno de ellos es gay, se declara al otro o le pide salir y el otro resulta que es hetero… En vez de ser un simple no y a otra cosa, como suele pasar entre chico y chica… muchas veces el chico hetero siente la proposición como un ataque a su masculinidad y la amistad se enturbia si es que no se rompe.

Por mucha aceptación social, el crear espacios nuestros ha sido siempre la estrategia clásica del mundo LGTB. ¿Qué son, si no, los bares y discotecas de “ambiente”? ¿Qué fue/es, si no, el código de los pañuelos?4

Y yo siento esa clandestinidad ahora. Si ahora me empieza a gustar una chica cualquiera, lo primero que voy a necesitar saber es si le gustan las chicas, que no es lo habitual. En el juego de probabilidades, tengo muchos boletos para perder. Luego, encima, le tengo que gustar yo, claro 🤣 O sea, los heteros empezáis en lo que para mí es el segundo paso. Así que refugiarme en un espacio propio es tentador…

Pero…

¿Pero no es un poco meterme en el gueto que siempre he dicho que no quiero? Y es internet… Mira que yo soy nativa digital e internet es una parte muy real de mi vida, como lo es para toda mi generación, pero… No puedo dejar de sentir que es un medio peor para conocer a alguien… o, incluso, para mantener amistades…

Y aquí quiero detenerme un poco en las redes sociales en general.

Yo por necesidad emocional me mantengo muy activa en Instagram. Soy consciente de que, a cierto nivel, no me hace del todo bien. Extraño a mucha gente y verlos hacer sus cosas, en imágenes y vídeos, me hace sentir más acompañada. Al mismo tiempo, yo me muestro también. De alguna manera, es un grito un poco desesperado de no perderles la pista a personas que quiero y que me quieren.

Pero lo que desearía es estar con ellos, no la pantalla. Y esto me revienta aún más cuando se trata de personas que viven en Pamplona mismo… Es como si las redes nos acostumbraran a que esas personas están ahí y que no hace falta tanto esfuerzo para estar con ellas… o llamarlas o incluso mandar un WhatsApp… que siguen siendo parches, pero al menos crean un espacio privado y obligan a un poco de dedicación.

Una app de citas no es exactamente lo mismo, porque, al final, una quiere quedar con esa persona, ¿no? Sin embargo, se me hace muy artificial, muy frío y demasiado fácil engañar a la otra persona.

A mí cuando me gusta alguien me fijo mucho en cómo trata a otras personas, porque no me fío mucho de cómo me tratan a mí, sinceramente. Sonará feo y lo es, pero ya me han hecho demasiado love bombing en la vida para manipularme. Fijarme en cómo trata a los demás me ayuda a ver qué clase de persona es… y eso en una app… imposible hasta que no quedas con esa persona…

Por eso, si pudiera elegir, yo prefiriría mucho más conocer a mujeres en un contexto común, que nos conociéramos por un motivo diferente, en el que estemos interactuando con otra gente y, de algún modo, nos conozcamos habiéndonos observado mutuamente cómo somos más allá de la máscara de flirteo que nos pongamos. Para mí eso es lo ideal… aunque, también, vuelvo a las probabilidades… y a la preguntita… Ella… ¿será o no será?

Claro, ahora mismo, eso me queda lejos. Vivo muy aislada y, bueno, tiene su razón de ser. Algo me dice que no tardaré en buscarme alguna afición o algo en el que me sienta un poco más integrada, hacer nuevas amistades y, bueno, ser eso que decía el viejo Ari –o sea, Aristóteles, no yo– en Política, I.1253a: “ὅτι ὁ ἄνθρωπος φύσει πολιτικὸν ζῷον”, que el ser humano es por naturaleza un ser “político”, en el sentido de “social”.

A mí me toca darme tiempo y, no sé en el futuro, pero hoy por hoy creo de verdad que ligar online no es para mí… por mucho que me den arranques un poco de desesperación de no querer ser una clásica useless lesbian. A otras personas –chicos, chicas, enbis– les funcionará de maravilla, ni lo dudo, porque, si no, estas apps no generarían el dinero que generan… pero… aix, la biografía determina mucho cómo damos los pasos hacia el futuro, ¿no?

Descubrir el cómo siempre es la parte más lenta de todos los procesos. Me tengo fe. Sé que estoy saliendo de una etapa y entrando en una nueva, pero esos “puentes” nunca son pacíficos del todo… Pero, bueno, que haga el diagnóstico no me viene mal aunque sea un poquitín duro.


  1. Podría citarme, pero qué pereza. ↩︎

  2. A ver, “Am I a Lesbian?” Masterdoc no es nada científico ni serio… es un texto agudo, sin más, que tiene observaciones interesantes. Yo me identifico con muchas de las cosas que relata, pero no es la “guía definitiva” para saber si una es lesbiana o no. Sí que me parece eso, una curiosidad de esas que se generan en Reddit que tienen una sagacidad espontánea guay. ↩︎

  3. Hablo de cultura occidental, no de la India. Yo he visto cómo en estratos súper altos se forman o se consolidan alianzas familiares (económicas) con matrimonios y muchos hijos… –el Opus se aprovecha de algo que esas clases sociales ya tienen integrado– y con todo el destrozo emocional que suele conllevar eso. ↩︎

  4. Me da tanta risa ver a los bailadores de bailes cubanos, todos tan heteros todos, con el pañuelo rojo en el bolsillo trasero del pantalón… Todos aficionados al fisting, ¿eh? Ahora en serio, es un código muy, muy antiguo de los hombres gays… Como todo lo espontáneo, tiene variaciones según épocas y comunidades, pero algunos colores se han mantenido estables. La Wikipedia lo explica muy bien. ↩︎