Querida Ariadna:

Te escribo porque sé que lo has pasado un poco mal estas últimas semanas, pero también porque sé que estos últimos días has estado mejor. Lo primero que te deseo es que esos días mejores sean cada vez más y más largos.

Quería decirte que entiendo tus dudas, tus miedos, tu rabia… Los entiendo y los siento contigo, porque yo también los he sentido. Sin embargo, yo quiero invitarte a que veas más allá de ellos, para que alces la mirada cada vez más a un horizonte más amplio y más luminoso…

Es que te quedas muchas veces en ver solo lo que tienes más cerca. No te culpo, pero creo que eres capaz de volar con esa imaginación y esos ojazos que tienes, cariño.

Me apena cuando te dices que eres incapaz de amor, tanto darlo como recibirlo. Esas palabras solo son dolor que dices sin pensar ni sentir. Has amado mucho. ¿Extrañas a tus amigos de Barcelona? A que sí… Pues extrañar es amar… o, al menos para quienes han dejado de estar en tu vida o tú en las suyas, haber amado. Hay gente que te quiere, que se preocupa por ti. Siente ese cariño, porque es verdadero.

Y con tu cuerpo… Ariadna, si sabes que tienes un cuerpito lindísimo, que te cuidas más que nunca… y que lo sabes sentir tuyo. No tengas miedo. Siéntelo con tus manos, con tus bailes, con tus paseos y con todo lo que te pueda dar desde lo más profundo de tu esencia. Y sabrás compartirlo. Confía en que no elegirás a cualquiera; no eres así.

Y no hay nada de malo en tus deseos ni en que te gusten las mujeres. Boba. Si celebras la bella rebeldía en las demás, ¿por qué no la celebras en ti? ¿Desde cuándo una diosa sigue las reglas? La vida te ha regalado el don de una sensualidad hermosísima: es tuya… Como decía alguien a quien quisiste mucho: “Vergüenzas fuera”. El pudor que protege es bueno, pero la vergüenza que culpa mata tu flor. Riega esta parte de tu vida. Riega tu jardín de frutos prohibidos.

Cuando las demás te digan que te sienten como una más, créetelo. Sé que has vivido mucho más esta verdad en estos días, pero quiero que te acuerdes de ella cuando estés de capa caída. Y quiero que te acuerdes de lo que te ha costado. Es todo lo que te puedo decir al respecto, porque, a ti la diosa ya te ha parido, Ariadna, y cualquier cosa que quieras hacer ahora en ti solo serán detalles. Elige ahora tu camino siguiendo la huella de lo que quieres, no más la de las heridas.

Quiero que vivas sin vergüenza ni de quién eres, ni qué, ni mucho menos de todo lo que sabes hacer, porque vaya arsenal de talentos que tienes, niña. Vives muy escondida. Hay un mundo allí fuera que puedes conocer con otros ojos… y un mundo que quizás quiere saber de ti. Me alegra mucho que hayas retomado los proyectos de código estos días. Eso te hace más tú.

Sé que antes de leer esta carta, a las 2 de la madrugada, has estado practicando pasos de baile delante del espejo de tu habitación, recordando a tus amigos, recordando momentos y lugares… Eran tus pasos de baile, los que te nacen de tu alma. ¿Cuándo saldrás a bailar? ¿Cuántas veces te ha venido la tentación de bailar delante de los músicos de jazz que se ponen en Plaza del Castillo? Las cosas pueden ser muy diferentes ahora. Me encantaría que dieras el paso, aunque sea solo para sentirte.

Te quiero ver buscar nuevos horizontes, chica. Un nuevo sitio donde vivir, un nuevo trabajo cuando este se acabe en verano… No hay un calendario, pero creo que necesitas enfrentarte a esos retos. Puedes estar mucho mejor, ya no sobreviviendo, sino creando y te lo mereces. ¿Quién sabe si tu camino te lleva de vuelta a Barcelona o, en cambio, a conocer más mundo… o a afincarte en Pamplona? Lo importante es que abras el corazón al cambio… y a quien eres. El camino lo llevas en tu corazón. Solo te toca escucharlo con valentía otra vez. ¿Te atreves?

Abre ese corazón sin miedo. Estás mucho más sana de lo que piensas. No quiero decir con esto que abandones terapia… La terapia te está abriendo y las terapeutas son parte de tu “equipo”. Abre tu corazón bellísimo a la vida. Ya lo has hecho un poco, pero más. Como te he dicho antes, ejercita el “músculo”.

Disfruta de la vida, disfruta de lo inesperado, disfruta de quién eres. Has estado tan preocupada por quién creías que debías ser que te has olvidado de fijarte en quién eres. Y eres muchísimo más que lo que te cuentan tus miedos con mentiras, ávidos de encajonarte en una jaula. Habrá momentos en que recaigas en la oscuridad; eso ya te lo garantizo. Solo espero que tengas esta carta presente cuando eso pase. Ojalá la cuelgues en las paredes de tu habitación para ello.

Brilla, reina. Brilla, Ariadna… y sé que vas a brillar. Te prometo que me darás la razón bien pronto. Confía en lo que has construido, confía en ti, en quienes te quieren y sigue trabajando en ti. Vas a brillar más de lo que ya brillas.

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