Quiero encontrar mi propia erótica. Hay como unos destellos que soy capaz de hacer brillar, una cierta picardía, unos ciertos gestos, una forma de ser, pero son como lucecitas de Navidad en una noche cerrada: un hilo sin forma, de colores sin mucho orden, pequeñitas, apenas distinguibles a lo lejos… Se adivina el pino de Navidad, pero no se ve realmente.

Me he preguntado por qué quiero encontrarla. La pregunta es un poco extraña: la erótica nos pertenece por ser humanos, sin más. Sin embargo, me lo he preguntado: ¿por qué me importa tanto encontrarme con esa parte de mí? La mejor respuesta ha sido siempre… pues, porque es parte de mí y no está bien no conocer algo que te hace tú.

Se me escapa, sin embargo. Se me escapa porque respiro un mar de dudas: ¿Es correcto esto? ¿Qué y cómo debería…? ¿Qué significa para mí lesbiana o puedo siquiera usar esa palabra? A veces pienso que no debería usarla. ¿Esta anatomía es congruente? ¿Podré disfrutarme así?

Ya sé que la sexualidad y la erótica no deberían estar sometidas a obligaciones ni a deberes… ¿ajenos? ¿Pero qué hay de lo que una siente que debe hacer o no hacer? Pueden ser influencias de fuera… o pueden ser cosas que nacen de una… ¿Cómo se aprende a distinguir? ¿Cómo saber ser leal a una misma sin confundirla con una letal lealtad a un canon? ¿Pero el canon es malo?

Son muchas preguntas. Mientras tanto, mis manos solo recorren tímidamente mi propio cuerpo, temerosas de encontrarse con vello que se esté escapando de la láser o de encontrar placer ahí. Depende mucho del día.

En mi alma… suspiro. Yo admiro mucho a tantas que vivís tan libres. Tuve la suerte de tener muy cerca a una de las mujeres más libres que conocí nunca. La amaba, la admiraba… Esto es súper vergonzoso, pero no sé dónde acababa mi enamoramiento y dónde comenzaba el verla como un ejemplo de cómo ser yo… Una lesbiana cis me contó hace años que a ella le pasaba igual… Quizás no sea yo tan distinta a las de nacimiento.

Me muevo en una prudencia que no sé si es injusta para conmigo misma o si es noble y bella. Quizás es ambas cosas. Mientras tanto, mi deseo se mezcla con dolor, dudas y malestar. Depende del día lo llevo mejor o lo llevo peor. Mientras tanto, intento mantener mi alma en paz todo lo que puedo y no usar el espejo contra mí misma.

Esto no es fácil. Quien diga que lo es, yo creo que oculta –quizás por razones legítimas– lo feo que hay tras bastidores.

Me abrazo fuerte, presionándome los brazos para sentir ese calorcito que es agradable. ¿Será la oxitocina?

Sé que soy capaz de sentir, de ser sexual, sensual, amorosa, cariñosa, divertida… Lo he sido. Todas aquellas veces que me he dicho que soy incapaz de eso han sido mentiras: yo he sido capaz. Otra cosa es que era capaz de serlo mientras me dolía el alma entera. Ahora no me duele, pero me queda un vacío que tengo que ir llenando, no con miedo –que es lo fácil–, sino con descubrirme quién soy y con los tesoros que soy capaz de forjar.

Agh, poco a poco suena ya casi a un insulto. Pero es la verdad: solo se puede avanzar paso a paso. No hay prisa, aunque a una le gustará siempre querer ser perfecta ya. Nunca lo seré y lo sé, pero supongo que es miedo a equivocarme en el proceso por frenarme… porque sé que me freno mucho.

Pero a mí me gustan las sensaciones que me regalo. A veces ruego para que sean esas sensaciones las que me guíen. Que mis recorridos por mis pechos con mis dedos o las caricias que me doy, los orgasmos que me regalo o las fotos que me hago… ojalá sean pasitos para encontrar la Ariadna Erótica a la que tengo derecho de encontrar.

Creo que tengo la respuesta al porqué me importa tanto. Es que soy humana; los humanos también amamos con el cuerpo. Y yo quiero aprender a amar con y en mi cuerpo, que ya es demasiado tiempo negándomelo y algo en mí me lo reclama.

Ojalá venza a tanta vergüenza, culpa y miedo. Ojalá ganen esas energías tan lindas que sé que viven en mí. Querido Eros que vives en mí, voy a tu encuentro… porque encontrarte a ti es encontrarme a mí. Este es el camino.

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