Un sentimiento que me invade desde hace un tiempo es vulnerabilidad. Me siento fragililla. No lo siento como debilidad, sino como que me he dado cuenta de que tengo una responsabilidad de protegerme… y esa responsabilidad, esa vulnerabilidad es súper bonita de sentir, la verdad.

Da respeto, claro. Da respeto porque no sabes si vas a estar a la altura. A veces pienso o que no voy a conseguir defenderme bien cuando haga falta o que, por el contrario, voy a levantar la guardia en alto cuando no haga esa falta. Sin embargo, la necesidad de acurrurar el nido de mi corazón… esa necesidad no se va. Se siente fuerte. Se siente muy fuerte, tanto como la de proteger mi cuerpo, mi ser, mi todo.

Es en las demás que he encontrado comunidad. El otro día me contaba una conocida los miedos que pasaba a veces y cómo se defendía. Resulta que compartíamos un par de experiencias y muchas sensaciones. Me pregunté, en silencio, durante esa conversación, cómo me sentía… me sentí menos sola. Le dije algo por el estilo; no recuerdo exactamente cómo.

Me gusta sentir la vulnerabilidad. Me gusta sentir que puedo hablar de ella o escribir sobre ella. Me gusta sentirla, porque me hace honesta conmigo misma. Obviamente no es “bonita”, pero es bella: me trae verdad.

Me parece que la vida se vive mejor cuando una acepta esas grietas o que una es de una porcelana bellísima. Una empieza a cuidarse y a entenderse. Una deja de fingir haciéndose la fuerte y, al final, haciéndose daño por temeraria… Claro, tampoco es volverse miedosa… o no deshacer los nudos que aún puedan estar ahogando nuestro corazón… No… es…

Ojalá tuviera palabras para explicarme mejor, pero llevo varios días intentando escribir sobre esto y… no sé, me sale esto. Me temo que pueda ser uno de mis peores posts… o de mis mejores… ¡quién sabe!

No estoy todavía totalmente en paz con mi vulnerabilidad. Aún la estoy conociendo. Me quiero permitir vivirla, aunque sea difícil. Me lo permito aquí y me lo he ido permitiendo de distintas formas: fotos, textos, conversaciones, momentos conmigo misma, mostrar un poquito más de piel en primavera y verano… No es lineal, ni es predecible… solo es estar y mantenernos en un estado de conciencia.

Poco a poco, es ir aprendiendo… A mí me pueden las ganas de resolver todo ya y me apuran mucho a veces ciertas cosas que siento extremadamente difíciles. Yo qué sé. La intimidad, ni siquiera erótica, se me hace difícil porque exige mucha gestión y aceptación de esa vulnerabilidad. ¿Ahora? Incapaz. Seguiré teniendo fe en que me aceptaré y encontraré mi camino también ahí, como lo he encontrado en tantas otras cosas.

Me gusta sentirme desnuda ante el mundo. Desnudos estamos todos, pero queremos creer que no. Sentirlo es poderoso. Lo estoy sintiendo muy fuerte y yo, tan así como me siento, me atrevo a decir que vale la pena aceptarnos así… Pequeña… y de esa frágil pequeñez… sentirme fuerte, brillante, valiente, y bella.

Ojalá tú también puedas sentirte así 🌻