Oye, linda…

Sé que andas estos días un poco así. Primero, el tiempo no acompaña: a ti te gusta el calor y ahora ha caído un invierno duro sobre la ciudad. Bueno, sobre eso no puedes hacer nada más que recogerte, abrigarte y aceptarlo. Pero no he venido aquí a hablarte del tiempo, que es un tema de ascensor.

Andas con muchas dudas, te sientes muy débil, con ganas como de acabar con tanto trabajo que llevas dentro… pero al mismo tiempo sabes que lo tienes que hacer y sabes que te hace bien. Te gustaría que acabara ya, ¿no? Como que todo se resolviera, que de repente te pudieras sentir fuerte, segura, con los cimientos firmes… Pero sabes que eso es imposible… Pero también quizás te sientes un poco culpable de no ir “más rápido”.

Cielo… mira para atrás. ¿No ves todo eso que has hecho? Ven, acércate, coge mi mano y mira el valle. Siéntete orgullosa de todo lo que has hecho; no lo escondas detrás de un Ha sido suerte o de un Es que yo tenía ciertos recursos que otros… Porque la única realidad es que lo has hecho.

Sé que estás en un lugar difícil, con muchas dudas, en un mundo que a veces no entiende a alguien como tú, pero quiero, simplemente, que te pares a contemplar eso, lo que has hecho… y lo que has hecho de ti misma.

Sé que te preocupan cosas que te parecen súper importantes. Las cuentas mucho en tu blog: el cuerpo, quitarte miedos, la sexualidad, el cómo te ven, cómo lidiar con un pasado complicado, cómo confiar en los demás, cómo soltar la obsesión por controlarlo todo… Chica, todo eso, todo eso es importante y son retos y tienes todo el derecho del mundo a agobiarte, a llorar, a frustrarte cuando sientes que das pasos hacia atrás o a sentirte tan rota que te entran las dudas de si vas a conseguir recoger las piezas y unirlas otra vez…

Tienes todo el derecho a sentirte mal y todo el tiempo que haga falta. Estás pasando por varios duelos a la vez. Es un peso enorme. ¿Cómo no vas a sentir ese peso? ¿Cómo no vas a sentirte cansada, rabiosa… y con miedo a que te aplaste?

Ya, pero por eso te he traído a que veas todo lo que has conseguido. ¿Cuántas cosas te parecían imposibles entonces que ahora son parte natural de ti? ¿Cuántas barreras has superado? ¿Qué vida llevas ahora? ¿Cómo te tratan? ¿Te da miedo ahora posar en ropa interior, aunque sea un autorretrato? Digo, por concretar… que tú antes odiabas hacerte fotos, ¿o no te acuerdas?

Te lo digo, ven aquí, te lo digo al oído…

Sé cómo te sientes: incompleta. Pero si incompleta eres así, ¿te imaginas de aquí a un tiempo? No, no me mires con incredulidad. No dejes que un pasado malo te nuble los sueños. Ya no eres esa. Has hecho un esfuerzo enorme… Créelo: no ha sido ni va a ser en balde…

Suelta, cariño. Es terriblemente difícil para ti, porque… en fin… si te pones a recordar… Es normal que necesites que todo esté en orden según tu orden y es normal que protejas tu espacio personal… Te has vuelto muy hábil en protegerte… No te culpo por que hayas construido un castillo. Uno hermoso, por cierto… un castillo que embeleza a todo el mundo que te conoce.

No lo derribes. Hay personas que necesitan sentirse resguardadas. Tú quizás lo necesitas y está bien.

Pero, al menos, abre las puertas un poco… o sal y visita la aldea…

Sé que lo harás. Solo te animo a que lo tengas en tu corazón para cuando te sientas mal. Sabes que necesitas tiempo, pero sueña. Todo comienza con un sueño bonito. Te cuesta soñar y a veces te asaltan pesadillas, pero intenta soñar.

Sueña con un baile como a ti te guste. Sueña con cómo quieres que sea una sesión de fotos. Sueña con Barcelona o con Puerto Rico. Sueña con cómo pasarías la tarde con una novia un domingo de verano y vale soñar que os pilláis una pizza y os la coméis en vuestro terrat con vistas al Tibidabo… o en el Segundo Ensanche de Pamplona… Sueña con un trabajo o un proyecto por loco que suene.

Los sueños no te van a hacer más fácil el duelo, no. Tampoco se harán realidad necesariamente del modo en que los imagines… Tú sabes que la versión que se hace realidad siempre es mucho más sorprendente.

Cielo, pero fantasea un poco más para soltar el oscuro deseo de control. Fantasea para que esa niña interior tenga un patio en el cual jugar. Lo demás… Nadie te lo puede asegurar, pero tú te mereces soñar.

Y te mereces soñar porque mira todo lo que has conseguido… y todo, hace tiempo, ¿qué eran, sino sueños?

Oye, linda: sigue caminando. Tienes motivos para confiar en ti… y para confiar en quienes te quieren. Lo sabes en tu corazón. Solo he venido a recordártelo, porque, querida Ariadna, te mereces saber todo lo que vales.

Gracias.